El enésimo ataque desde Marte habría de fracasar también en esta ocasión. Los alienígenas progresaban valiéndose de la amistad entre el hombre y el perro- cuando más confiado el humano mejor para morderle con todo éxito- ya que habían logrado una simbiosis canina extraordinaria: unos ponían la vida- los animales- y otros, marcianos invasores y taimados, nada original, ocupaban los cuerpos. Mas, desconocían el poder y la astucia de la brigada de parásitos de la defensa: miles de millones de pulgas esperaban su turno para contraatacar.
miércoles, abril 04, 2007
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1 comentario:
Los bichos siempre salen de sus cuevas. No pueden evitarlo. El hombre entre más drogado más distraído, más futbolero, más politiquiero...es más vulnerable, vaya marcianos nos han tocado!
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