miércoles, junio 28, 2006
DE LA PASIÓN Y ALGUNOS AMIGOS
En una entrevista que se publicó en el número especial que EL DECANO de Guadalajara dedicó al quince Maratón de los Cuentos, la actual Consejera de Cultura de la Junta y ahora ex directora de la Biblioteca Pública Provincial de la capital a la que algunos llaman de la Alcarria, Blanca Calvo Alonso- Cortés, manifestaba que no concebía su vida sin el Maratón. Me pareció algo exagerado porque, al final, todos vivimos y sobrevivimos a pesar de la pérdida mayor que pudiéramos sufrir. Mas, así manifestado y sabiendo de la sinceridad con la que se dijo, constituye todo un ejercicio de pasión. Una pasión que tiene del fuego del amor como razón de ser y alimento, aunque no se trate de algo atribuible al lenguaje de los cuerpos enamorados. Una pasión más, porque hay muchas pasiones; muchos amores sin cuyo trascendente humor febril la vida sería, no obstante, algo menor... Veo por ejemplo, como casi todos los días, al ya muy veterano Francisco Aritmendi, una gloria del atletismo español que fue campeón del Cross de las Naciones y que, superados los setenta años, flexiona sus extremidades apoyándose en los bancos de las plazoletas ajardinadas del barrio y recorre al trote las calles de esta urbe pequeñita y muy deudora del popular vecino. Él, que es una persona con familia, ha hecho de su principal pasión- la carrera, el atletismo- hábito. Quizás porque es más fácil que sea así que no dependiendo de algo como el Maratón- el de los cuentos, digo, no el de los cuarenta kilómetros- cuya puesta en escena requiere del concurso y colaboración de muchas otras personas. Se me dirá que también podría haber sido una persona de menores facultades o haber tenido enfermedades y lesiones, pero eso es como manifestar salvedades, casi ponernos en lo imposible, y ya se sabe, todas las excepciones confirman la regla. Por lo tanto, Sea cual fuere nuestra elección, a todos nos conviene el apasionamiento y no cabe rechazar los entusiasmos de orden social ni afectivo, pero tampoco hay que dudar a la hora de conservar un último recurso en el que prenderse... Tenerlo, digo, o hacer de él ropa de todos los días. Algo que nos ilusione sin necesidad de otro concurso que el de nosotros mismos. Porque, luego, llegan las soledades y el tedio abruma más que la losa de la propia tumba. A la encantadora ex alcaldesa de Guadalajara le gusta mucho leer, por ejemplo. Y sé que si algún día el Maratón deja de celebrarse, ni va a morir, ni se aburrirá, ni dejará de apasionarse, puesto que, además de la lectura habrá en su vida otros muchos fuegos a los que atender sin reservas. Tal vez a Paco, a don Paco Aritmendi, el día que las fuerzas le retiren de la calle, le retirarán también de la vida, pero no está mal para quien ha hecho de la pasión existencia admirable.
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