Escrito a partir del artículo ¿SABES LO QUE COMES? del que es autora Ana Rosa Sánchez y aparecido en las páginas Nutrición- Salud de la revista MUJER HOY edición del 21 al 27 de julio de 2007, del que se recogen ciertos párrafos.
Pues sí, cosa del almidón modificado. Con este sin vivir de algunas noches en las que se junta la paz en el aire- tanto que la ausencia de viento más parece deceso- con el combate a viva voz desde las calles y los domicilios incívicos vecinos, la imposibilidad de dormir hace del frigorífico un lugar de parada y fonda inexcusable si cunde la desesperación a las tantísimas. Y ya allí, aparte del oportuno refresco, algo que llevarse al fondo de armario, cómo no: diecisiete yogures con bífidus, el famoso lactobacillus que se anuncia como ingrediente de la felicidad en todas las teles. Diecisiete yogures, ergo, malestar digestivo de opresión intestinal masiva y excursión a urgencias. Allí me preguntan que cómo tengo el colesterol, el malo- a imagen y semejanza de la vida, las sustancias de lo que somos son beneficiosas o perjudiciales- puesto que mi abultado aspecto, siendo como no es de varón musculoso y proporcionalmente agraciado en carnes, apunta a ese padecimiento. Yo les dije, “tranquilos señores galenos, sé lo que como. Lo sé y me aseguro de ingerir una cantidad adecuada de fitoesteroles. Pues anda que no consumo lácteos, galletas y margarinas…” Y lo dije sin modestia, mostrándome al tanto de los asuntos modernos de la vida. Sin embargo, ellos, digo el equipo médico habitual en pleno, sin aviso previo, atentos a que se notasen ciertas ínfulas de docta sapiencia, desinhibidos como recién salidos de un taller de autoaceptación, no quieren bromas. Están dispuestos a marcar el territorio a que se sepa quien manda allí. Tanto que, raudos como bien entrenado colectivo replican: “Entonces es por eso que sus mamas han adoptado una turgencia femenina verdaderamente considerable. Una ingesta excesiva de todo lo que acaba de nombrar produce alteraciones hormonales capaces de proyectarle hasta el infinito y más allá de la condición sexual propiamente dicha”. Una explicación que, tras los primeros instantes de confusión pánico y vergüenza, resultó del todo congruente. Me recordó la sugerencia que, a diario, escuchaba en voz de quien me eligió como compañero a la vez de ser elegida compañera por mí: “Con esas tetas ya podrías gastar una talla mayor que la mía.”… “La solución a sus problemas teniendo en cuenta las circunstancias, ya que hacer reversible su estado, nos referimos a la oportunidad de recuperarse virilmente, va a ser algo del todo descartable salvo en el caso de recurrir a una intervención quirúrgica, tiene que ver con los estrógenos naturales: las isoflavonas. Están presentes en la soja y entre sus beneficios destaca la disminución de los efectos de la menopausia- inmediata dada su edad actual- la mejora de la estructura ósea- asunto que nunca viene mal- sin olvidar las propiedades antitumorales y antioxidantes. Por cierto que no le ocultaremos la relación de estos estrógenos con la aparición de algunos tipos de cáncer de mama hormonodependientes. Pero son posibilidades aún en estudio y sin confirmar. A estos efectos debe perseverar en los yogures y en la leche. No conforme al episodio que le ha traído aquí, sino extremando la moderación. La cantidad diaria recomendada es de 61 a 80 miligramos al día: el equivalente a tres vasos de leche enriquecida.”… “¿Y no puedo añadir otros alimentos a mi dieta, doctores?” “Sí, bueno, por ejemplo, para combatir la oxidación, proceso químico que tiene lugar continuamente en nuestro organismo por acción de los radicales libres que se encuentran en la atmósfera, tenemos las vitaminas A, C y E y los minerales como el selenio y el zinc. Todos presentes en frutas, verduras, aceite de oliva y girasol, frutos secos, cereales, pescado, carnes, zumos, hortalizas, refrescos bebidas de té… Ahora eso sí, no se pase o la próxima vez habrá de acudir al veterinario del todo “mugiente”. De momento va usted a tomar unos sobrecitos de lactitol que es un azúcar con efectos laxantes con lo que mejorará el atasco intestinal que sufre por culpa de los yogures. ”… En fin, hice lo que el imperio de la salud me recomendó y, ya a punto de amanecer, con un sueño de contagio, regresé a casa comiéndome unos donuts y pensando en todas esas cosas que, dentro de lo que comemos- L- Carnitina, Maltitol, Omega3 EPA y DHA, Prebiótico, Probiótico, Sorbitol, Tonalín, Xilitol…- nos llevan o no por la calle de la amargura. Así que, ya que el verano es como es, esta noche, sólo jamón.
Pues sí, cosa del almidón modificado. Con este sin vivir de algunas noches en las que se junta la paz en el aire- tanto que la ausencia de viento más parece deceso- con el combate a viva voz desde las calles y los domicilios incívicos vecinos, la imposibilidad de dormir hace del frigorífico un lugar de parada y fonda inexcusable si cunde la desesperación a las tantísimas. Y ya allí, aparte del oportuno refresco, algo que llevarse al fondo de armario, cómo no: diecisiete yogures con bífidus, el famoso lactobacillus que se anuncia como ingrediente de la felicidad en todas las teles. Diecisiete yogures, ergo, malestar digestivo de opresión intestinal masiva y excursión a urgencias. Allí me preguntan que cómo tengo el colesterol, el malo- a imagen y semejanza de la vida, las sustancias de lo que somos son beneficiosas o perjudiciales- puesto que mi abultado aspecto, siendo como no es de varón musculoso y proporcionalmente agraciado en carnes, apunta a ese padecimiento. Yo les dije, “tranquilos señores galenos, sé lo que como. Lo sé y me aseguro de ingerir una cantidad adecuada de fitoesteroles. Pues anda que no consumo lácteos, galletas y margarinas…” Y lo dije sin modestia, mostrándome al tanto de los asuntos modernos de la vida. Sin embargo, ellos, digo el equipo médico habitual en pleno, sin aviso previo, atentos a que se notasen ciertas ínfulas de docta sapiencia, desinhibidos como recién salidos de un taller de autoaceptación, no quieren bromas. Están dispuestos a marcar el territorio a que se sepa quien manda allí. Tanto que, raudos como bien entrenado colectivo replican: “Entonces es por eso que sus mamas han adoptado una turgencia femenina verdaderamente considerable. Una ingesta excesiva de todo lo que acaba de nombrar produce alteraciones hormonales capaces de proyectarle hasta el infinito y más allá de la condición sexual propiamente dicha”. Una explicación que, tras los primeros instantes de confusión pánico y vergüenza, resultó del todo congruente. Me recordó la sugerencia que, a diario, escuchaba en voz de quien me eligió como compañero a la vez de ser elegida compañera por mí: “Con esas tetas ya podrías gastar una talla mayor que la mía.”… “La solución a sus problemas teniendo en cuenta las circunstancias, ya que hacer reversible su estado, nos referimos a la oportunidad de recuperarse virilmente, va a ser algo del todo descartable salvo en el caso de recurrir a una intervención quirúrgica, tiene que ver con los estrógenos naturales: las isoflavonas. Están presentes en la soja y entre sus beneficios destaca la disminución de los efectos de la menopausia- inmediata dada su edad actual- la mejora de la estructura ósea- asunto que nunca viene mal- sin olvidar las propiedades antitumorales y antioxidantes. Por cierto que no le ocultaremos la relación de estos estrógenos con la aparición de algunos tipos de cáncer de mama hormonodependientes. Pero son posibilidades aún en estudio y sin confirmar. A estos efectos debe perseverar en los yogures y en la leche. No conforme al episodio que le ha traído aquí, sino extremando la moderación. La cantidad diaria recomendada es de 61 a 80 miligramos al día: el equivalente a tres vasos de leche enriquecida.”… “¿Y no puedo añadir otros alimentos a mi dieta, doctores?” “Sí, bueno, por ejemplo, para combatir la oxidación, proceso químico que tiene lugar continuamente en nuestro organismo por acción de los radicales libres que se encuentran en la atmósfera, tenemos las vitaminas A, C y E y los minerales como el selenio y el zinc. Todos presentes en frutas, verduras, aceite de oliva y girasol, frutos secos, cereales, pescado, carnes, zumos, hortalizas, refrescos bebidas de té… Ahora eso sí, no se pase o la próxima vez habrá de acudir al veterinario del todo “mugiente”. De momento va usted a tomar unos sobrecitos de lactitol que es un azúcar con efectos laxantes con lo que mejorará el atasco intestinal que sufre por culpa de los yogures. ”… En fin, hice lo que el imperio de la salud me recomendó y, ya a punto de amanecer, con un sueño de contagio, regresé a casa comiéndome unos donuts y pensando en todas esas cosas que, dentro de lo que comemos- L- Carnitina, Maltitol, Omega3 EPA y DHA, Prebiótico, Probiótico, Sorbitol, Tonalín, Xilitol…- nos llevan o no por la calle de la amargura. Así que, ya que el verano es como es, esta noche, sólo jamón.
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