martes, febrero 20, 2007

ILUSIONES DE SIEMPRE

Volar es para los pájaros, o no. Pero volar como único cometido, utopía. Soñemos hoy, antes de que acabe el carnaval...



Ilusiones de siempre



Jorge Arturo Flores



Soñaba obsesivamente con ser pájaro, como tantos hombres que desdeñan la rutina de la tierra y sólo quieren evadirse, ir lejos, no trabajar, vivir en permanente jolgorio, sin obligaciones ni deberes. Era un joven desgarbado, de ojos, cabello y tez obscura. En las noches, cuando el cansancio del día lo vence, el inconsciente abre los diques del absurdo. Y sueña, sueña con aves del cielo, de distintos colores y tamaños, emerge su quimera personificada en avecilla. Los sueños, hay que decirlo, contenían un brillo notable, con imágenes volátiles, en medio de flores bellísimas, cuyo néctar le sabía a manjar y lo energizaba para continuar volando por el cielo de sus ensoñaciones. No sabía cómo, pero se entendía perfectamente con las otras aves. Volaba por amplias extensiones de terreno, sobre los árboles, sobre alfombrados potreros, sobre lagos, ríos y océanos. No, sobre océanos no, era mucho espacio sin tierra y eso lo cansaba ostensiblemente. Y él soñaba con ser pájaro, justamente, porque nunca había contemplado a uno cansado. Siempre veloces, siempre con ganas, siempre piando. Lo que más agradábale era la facilidad con que se despegaba del suelo, como subía con cierta rapidez, cómo su casa se empequeñecía al igual que las figuras de sus padres, del perro, las gallinas, los animales. Su cuerpo desgarbado, sin ninguna gracia, la misma que anhelaba para conquistar a sus compañeras de curso, quienes poco interés en él prestaban, lo sentía liviano, etéreo, grácil, presto a cuanta pirueta aérea se le ocurría y entonces sonreía socarronamente, pensando que las compañeras de curso se perdían un gran espectáculo al no mirarlo, prefiriendo al imbécil de Andrés, rubio, con padres adinerados, auto en la puerta y mucho dinero en el bolsillo. Pensaba en que el maldito no podía realizar ese zigzagueo que realizaba a través de los árboles. Acá su maldito auto, su maldito dinero, su maldita figura, no le servían de nada.Un día despertó convertido en picaflor, tratando de romper los vidrios de su ventana.Al ruido de los picotazos, apareció su madre quien, siempre solícita, abrió de par en par la ventana, dejando al pajarillo perderse en la arboleda del frente...


lunes, febrero 19, 2007

¡ESTÁ BIEN!


Lunes, semana a estrenar, fin de los carnavales, tertulias en las que se valorará lo poco que le importaba a los andaluces el nuevo estatuto de autonomía y una pulsión de sosiego que denota amor...


¡Está bien!


de Amado Nervo



Porque contemplo aún albas radiosas

y hay rosas, muchas rosas, muchas rosas

en que tiembla el lucero de Belén,

y hay rosas, muchas rosas, muchas rosas

gracias, ¡está bien!


Porque en las tardes, con sutil desmayo,

piadosamente besa el sol mi sien,

y aun la transfigura con su rayo:

gracias, ¡está bien!


Porque en las noches una voz me nombra

(¡voz de quien yo me sé!), y hay un edén

escondido en los pliegues de mi sombra:

gracias, ¡está bien!


Porque hasta el mal en mí don es del cielo,

pues que, al minarme va, con rudo celo,

desmoronando mi prisión también;

porque se acerca ya mi primer vuelo:

gracias, ¡está bien!

domingo, febrero 18, 2007

EL PAJARITO CANTA LAS DOCE






El pajarito del reloj de cucú recibió al bichito de San Antonio, medio adormilado. Entre hora y hora solía hacerse una siesta.
—¡Esta noche termina el año! —anunció el bichito—. El año, el siglo, el milenio, todo. Salgamos a festejar.
—Yo… no puedo. Me tengo que quedar.
—¿Como te tenés que quedar? —dijo su amigo—. Una ocasión así no se presenta en mil años más. Vamos. ¡Dejá de estar encerrado en esta casucha vieja!
—¡No es una casucha vieja! —reaccionó el pajarito—. Es… una cabaña alpina con su verja blanca y su tejado rojo y es un precioso reloj y… y además es mi casa.
El bichito voló por el cuarto lleno de engranajes, resortes, ejes y volantes y todas esas cosas que hay en un reloj.
—Además… —dijo el pajarito—, tengo que tener todo listo y aceitado para salir a las doce en punto por esa puerta y anunciarles el año nuevo a los dueños de casa: si no me ven se mueren. Mi aparición les da una alegría…
—Pero vos también tenés derecho a festejar ¿no?
—Yo…
—Dejáte de yo yo… Esta noche es la última del año, del siglo y del milenio, todo junto y tenemos que celebrarlo. A las 11 te paso a buscar. Vamos al PZZ. Antes de las doce volvés.
El PZZ, donde se encontraban todos los insectos de la zona, estaba repleto de escarabajos, mariposas de noche, cotorritas y luciérnagas que revoloteaban alrededor de tres letras luminosas que eran la gran atracción del lugar. Les encantaba zambullirse en el colorido resplandor de las únicas letras de un cartel que todavía encendían.
—¿Qué hora es?
—¿Recién llegamos y ya preguntás eso? Calmáte y escuchá cómo zumba.
Una bonita luciérnaga sacó a bailar al bichito de San Antonio. Y al pajarito lo invitó a bailar una preciosa cigarra. Juntos dieron vueltas en torno a la luz y luego pararon a descansar.
—¡Esto sí que es divertido! —se entusiasmó el pajarito.
—Sí, pero ojo. Porque acá suele andar un sapo que si te agarra te convierte en alimento. En SU alimento.
En eso, un mosquito pasó en sentido contrario gritando:
—¡Sapo, Sapo, Sapo!
—¡Te lo dije: ahí viene. ¡Cuidado!
El sapo dio un pegajoso brinco en la oscuridad. Al verlo, los insectos retrocedieron.
—¡Pongansé más lejos! —gritó el pajarito—. ¡Los va a comer!
—¡Eso es lo divertido —dijo su amigo—. ¿Si no, qué gracia tiene? El Toreo al Sapo es la parte más linda de la fiesta.
—¿Toreo?
—Sí. Vamos y nos lanzamos contra el sapo y el que pasa, pasa y el que no, no.
—Me tengo que ir.
—Pará. No seas aburrido. ¡Quedáte un ratito más!
En eso, volvieron la luciérnaga y la cigarra para invitarlos al toreo y el pajarito no pudo resistir la invitación.
Y la pasó bárbaro. Incluso cuando la lengua de látigo del sapo estuvo a punto de capturar al bichito de San Antonio y él lo salvó asustando con su tamaño al sapo y todos los presentes lo felicitaron y luego se quedaron los cuatro charlando de cosas y contando chistes y él hasta se animó a cantar en público fuera de horario.
Entonces se oyó sonar la campana y empezaron a verse los primeros fuegos artificiales en el cielo.
—¡¡Los viejitos!! —gritó el pajarito—. Me olvidé de los viejitos.
A lo lejos se oyó una segunda campanada.
—¿Qué viejitos? —preguntó la cigarra.
—Tengo que anunciarles el año nuevo a dos viejitos. Viven solos, si no me ven…
Sonó otra vez la campana: le quedaban nueve.
El pajarito salió volando para su casa, sin entender cómo se le había hecho tan tarde. Oyó las siguientes campanadas mientras los fuegos artificiales se desparramaban en el cielo como salpicaduras de luz. Uno estalló muy cerca y estuvo a punto de voltearlo. Llegó al reloj cuando le quedaban sólo dos campanadas.
Fatigado, pero listo para salir, se sacudió las plumitas, ensayó el tono de voz, y estiró la patita hasta la puerta para probar si abría. Pero estaba atrancada: el mecanismo que la abría le había quedado sin aceitar. Desesperado, oyó la anteúltima campanada.
Corrió.
En la sala, los presentes esperaban con las copas alzadas que él saliera para brindar. Sonó la última campanada y la puerta se abrió; pero nadie salió.
—Se trabó —dijo alguien.
Tras un silencio y algunas toses, el pajarito apareció sobre el techo del reloj, y desde allí cantó:
—¡Cu cú - cu cú! ¡Cu cú - cu cú! ¡Cu cú - cu cú!
Oírlo causó a todos el mismo efecto que a los dueños de casa: una alegría de tobogán, de tesoro, de novios y de autitos chocadores. Recién ahí notó él que los viejitos estaban rodeados de un montón de nietos. Y de contento, volvió a salir y cantó como nunca lo había hecho, el doble de lo que le correspondía.
Entonces aparecieron sus compañeros:
—Mi amigo —dijo el bichito de San Antonio señalándolo—, es el encargado de avisarles a todos que las horas pasan. ¡No cualquiera canta las doce!
—Vinimos a darte el premio… —le explicó la cigarra.
—¿Cuál premio? ¿Por qué? —le preguntó la cigarra.
—Como te fuiste tan rápido —dijo su amigo—, vinimos nosotros.
Afuera los esperaban la luciérnaga y una nube de insectos más: todos venían a festejar el nuevo siglo al farol de su casa. El pajarito, que de tan contento ni se acordaba del sapo, oyó que la cigarra le decía:
—Esta noche, vos fuiste el que le pasó más cerca.

sábado, febrero 17, 2007

PORQUE QUIERO TU CUERPO...


Sábado entre místico y loco de pasión, cual lo es de Carnaval religioso- por lo sagrada que en algunos sitios se tiene a la fiesta- y a borbotones hirvientes de carne y ganas, vendrá bien este poema de Blas de Otero...


PORQUE QUIERO TU CUERPO...


Por Blas de Otero

Porque quiero tu cuerpo ciegamente.

Porque deseo tu belleza plena.

Porque busco ese horror,

esa cadena mortal,

que arrastra inconsolablemente.

Inconsolablemente.
Diente a diente,

voy bebiendo tu amor,

tu noche llena.

Diente a diente, Señor,

y vena a vena vas sorbiendo mi muerte.

Lentamente.
Porque quiero tu cuerpo

y lo persigo a través de la sangre y de la nada.

Porque busco tu noche toda entera.

Porque quiero morir,

vivir contigo esta horrible tristeza enamorada

que abrazaría, oh Dios, cuando yo muera.

jueves, febrero 15, 2007

PREMIO ONDAS PARA DIOS

Es un lujo contar con la palabra escrita de José Luís Alvite. Un lujo y una alegría: concederse el tiempo necesario para disfrutar, para emocionarse, para concluir y pensar, para sonreir, para asentirse cómplice, es de ejemplar inteligencia. Pues bien, para todos...


PREMIOS ONDAS PARA DIOS

Por José Luís Alvite

La Opinión A Coruña 15 de febrero de 2007



..A mí, por favor, que no traten de salvarme de mi mala vida, ni de evitarme la repetición de viejos errores, y que no trate tampoco nadie de hacerme ver las ventajas de la vida recta y sin remordimientos, porque soy mayorcito y sé lo que me conviene, acepto mis flaquezas y soy perfectamente consciente de que no hay una sola virtud que no resulte francamente aburrida ni un consejo sanitario que no lleve aparejada la renuncia a un placer. Ya hace muchos años que perdí la ingenuidad escolar. Tengo mi propia idea sobre cual ha de ser mi existencia y cual mi fin. Sé perfectamente que el ideal de un hombre como yo sería conseguir la relampagueante lucidez del poeta y el envidiable metabolismo del cerdo, lo que me permitiría convertir la mitad de mis errores en literatura y la otra mitad, en jamón. No beber, no fumar, no fornicar a tontas y a locas, no trasnochar ni cambiar de familia... todas esas virtudes que nos exige el Poder, resulta que son exactamente las cualidades que le hacen tan aburrida la muerte a los difuntos y lo que provoca que los telediarios se confundan con la publicidad. Yo creo que lo que se persigue con tantas prohibiciones no es en realidad mejorar nuestra salud, sino suprimir nuestros instintos como primer paso antes de suprimirnos de un plumazo nuestra libertad, incluso la mínima libertad a la que cualquier hombre tiene derecho para elegir la mejor manera de perderla. Nos marginaron a los fumadores y lo harán ahora con los que toman copas, camino de hacerlo, sin duda, con los que sueñan, porque un hombre que sueña, como un hombre que bebe, suele caer en la tentación de improvisar, con lo peligroso que eso resulta cuando la espontaneidad se convierte en ideas y las ideas evolucionan luego sin control y sin remilgos hasta transformase en galerías de arte, en baños turcos o en revoluciones. La II República y el franquismo emplearon a la Guardia Civil contra los mineros y contra los estudiantes, porque unos y otros eran tentativas de libertad que convenía sofocar. Con el paso de los años el Poder ha estilizado sus reacciones, de modo que ahora en vez de la Guardia Civil emplea en las cargas a la ministra de Sanidad, que trata de inculcarnos una vida ordenada, metódica y cuadriculada en la que la única flaqueza sórdida sea el trabajo y la productividad la secuela más revolucionaria, algo sorprendente tratándose de la izquierda ideológica, de la que nunca sospechamos que una vez instalada en el Poder se dejase arrastrar por esa oleada de puritanismo clínico y espiritual que convierte los postulados morales y mercantiles del Opus Dei en un divertido juego de mesa y a Doris Day en una sórdida fulana de alterne. Ni siquiera los obispos del franquismo habían ido tan lejos en su lucha teológica contra el vicio. Dios condenaba la gula pero no analizaba las hamburguesas ni le tomaba el aliento a los conductores en la carretera. Ibas al confesor y aquel tipo te afeaba tu conducta, te llamaba al buen camino y te condenaba a respirar su aliento y a rezar luego tres padrenuestros y un avemaría. Aquellos fiscales te miraban el alma, muchacho, no la orina, ni los calzoncillos, como hacen estos. Y superada la penitencia en el banco de la iglesia, volvías a las andadas a sabiendas de que Dios era severo pero no idiota, así que cuando las cosas se ponían feas por andar con mujeres de mala vida, aquel Dios de los lupanares te inspiraba las señas para que dieses a tiempo con la consulta del dermatólogo, que te recetaba un antibiótico pero no te soltaba una homilía ni te echaba en brazos de la policía. En aquello consistía la separación de poderes: los grises vigilaban tus ideas y Dios y el especialista de la piel se turnaban en ocuparse de tus vicios. Aquella delicada y sutil separación de poderes se esfumó. A la Seguridad Social ni se le había pasado por la cabeza disputarle a Dios el privilegio de la inmortalidad. Y ahora, maldita sea, ahora resulta que el Poder asume juntas nuestra moral y nuestra salud, y no contentos los cabrones de los políticos con despertarnos cada cuatro años de nuestros sueños para que se les cumplan en las urnas los suyos, van y nos prohíben el exceso de fumar, el exceso de beber y el exceso de trasnochar, dejando solo a nuestro capricho el inquietante exceso de callar. Y uno ya no sabe si lo que pretende la señora ministra con la supresión de los vicios es prolongarnos la vida o, sencillamente, canonizarnos. Por suerte para los creyentes, Cristo vivió hace dos mil años. De haber sido ahora la Ultima Cena, camino del Calvario lo habría parado la Guardia Civil de Tráfico. Naturalmente, habría positivo por el vino eucarístico y por el transexual carmín de Judas, y en vez de morir como un Rey en lo alto de la cruz, muchacho, habría acabado sus días leyendo libros de autoayuda en Alcohólicos Anónimos. ¡Lástima¡ Los creyentes se habrían quedado sin Semana Santa... y Cristo, como Luis del Olmo, tendría que conformarse con haber convertido la palabra de Dios en un Premio Ondas.

miércoles, febrero 14, 2007

SIEMPRE TÚ


Qué mejor cosa que un soneto, sobre todo cuando es una pieza sentimental y el amor es asunto de todos los días...


Siempre tú


por Jorge Robledo Ortiz
Colombia (1917-1990)


Entre el mínimo incendio de la rosa

y la máxima ausencia del lucero,

se quedó tu recuerdo prisionero

viviendo en cada ser y en cada cosa.


Te presiento en la cita milagrosa

que se dan la mañana y el jilguero,

y en el aire, traslúcido tablero

donde escribe en color la mariposa.


Todo me habla de ti. Sobre la brisa

persiste la nostalgia de tu risa

como una dulce música remota.


En los labios tu nombre me florece

y al saberte lejano, me parece

que me bebo tu ausencia gota a gota.

martes, febrero 13, 2007

LA SAETA o CONTRA SAN VALENTÍN, EL OLVIDO

En un gesto de última hora hice por encontrarme con todos los vendedores ambulantes de rosas, de esas disciplinadas flores de nocturnidad romántica revestidas de papel “como se llame”, y ya sé que los orientales perdieron la exclusiva en lo que a la distribución comercial de las mismas respecta. Pero, mientras reparto sorbos de ese vino que la ministra pretende prohibir en la corola de cada planta, para los enamorados y enamoradas de ocasión y cumplimiento que son los que hacen buena la leyenda y determinan la prosperidad de los vendedores de abalorios y baratijas, pueden acompañarme en el siguiente razonamiento… ¿No es cierto que San Valentín tolera a Cupido, Eros, y a sus flechas, como justificación y evidencia de todo lo que, según creen las gentes, tiene que ver con el amor? ¿No es verdad que invocar al dios romántico por excelencia sin antes haber rendido homenaje al de la belleza, Apolo, porque el deseo no ha de resistirse a lo hermoso, sería inicio sentimental escasamente propicio? Y si es así, conociendo que fue Febo quien con su olímpico esfuerzo levantó los muros de la ciudad de Troya, fortaleza perdida a manos de Menelao, Agamenón, Aquiles, Hércules y todos los demás guerreros griegos que combatieron por culpa de Helena, la mujer más hermosa del mundo, raptada por Paris con la ayuda de Afrodita, dueña de la manzana de Eris obtenida tras juicio en el que dictó sentencia el interesado secuestrador, el amor, lo hermoso, San Valentín, tienen su reverso en la que desde Teseo fue por todos deseada. ¿Por qué? Porque, luego de la Guerra de Troya y del regreso al lado de su rey, la historia de la bella Helena se hace más y más oscura y sobre ella prevalece el olvido. ¡El olvido! Ya lo dice el bolero: “Ódiame por piedad yo te lo pido/ ódiame sin medidas ni clemencias/ odio quiero más que indiferencias/ porque el rencor duele menos que el olvido…” Por lo tanto, sin antipatías o enconos, el olvido nutre a los que rechazamos el catorce de febrero y sus melifluos fastos. Olvidamos especialmente en este día porque si accedemos a la liturgia de la felicitación, los intercambios de regalos, y la pose tontita hasta el babeo, si entronizamos y hacemos inigualable lo que debiera ser, en esencia, empeño, pulsión, alarde, simpatía desde cada amanecer al ocaso, damos por sentado que prestar los servicios correspondientes durante esta fecha, explica, palia, todo otra dejación o flaqueza ocurrida trescientos sesenta y cuatro jornadas antes. Así es que, amor por obligación no, a pesar de lo de las rosas concedidas al principio- que no era otra cosa que un señuelo- y, cuidado: este febrero que ahora media puede ser anticipo de ceniza y no dulzor de media naranja. Que si el Carnaval también está próximo, llega doña Cuaresma, dama que, aunque pudiera ser también prohibida, en el ejercicio de sus funciones y desde un balcón cualquiera puede arrancarse cantando por Serrat, y esa sí que será saeta.

lunes, febrero 12, 2007

HABLABA Y HABLABA


Al reencontrarme con la pieza de Max Aub que se leerá, recordé a una amiga, famosa por sus excesos verbales: digamos por sus capacidad para emitir sonidos hablados de forma continuada. Y se de alguien que va a leer esta narración y procedera con gran cariño a ofrecer saludos de mi parte a la aludida. Seguro que sí...


HABLABA Y HABLABA...


Por Max Aub



Hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba. Y venga hablar. Yo soy una mujer de mi casa. Pero aquella criada gorda no hacía más que hablar, y hablar, y hablar. Estuviera yo donde estuviera, venía y empezaba a hablar. Hablaba de todo y de cualquier cosa, lo mismo le daba. ¿Despedirla por eso? Hubiera tenido que pagarle sus tres meses. Además hubiese sido muy capaz de echarme mal de ojo. Hasta en el baño: que si esto, que si aquello, que si lo de más allá. Le metí la toalla en la boca para que se callara. No murió de eso, sino de no hablar: se le reventaron las palabras por dentro.

ENCUENTRO


Cerca de Carnaval y de San Valentín... ¿Acaso no es lo segundo parte de lo primero?... El Amor en un soneto de lujo...


ENCUENTRO



Por Rafael De León


Me tropecé contigo en primavera,

una tarde de sol, delgada y fina,

y fuiste en mi espalda enredadera,

y en mi cintura, lazo y serpentina.


Me diste la blandura de tu cera,

y yo te di la sal de mi salina.

Y navegamos juntos, sin bandera,

por el mar de la rosa y de la espina.


Y después, a morir, a ser dos ríos

sin adelfas, oscuros y vacíos,

para la boca torpe de la gente....


Y por detrás, dos lunas, dos espadas,

dos cinturas, dos bocas enlazadas

y dos arcos de amor de un mismo puente.

domingo, febrero 11, 2007

TRES MILLONES DE VOTOS


Sálvese el que pueda pero, según los datos en poder del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, todo hijo de vecino quiere ser funcionario. Pocas veces leo un editorial en la prensa porque “por las cabeceras de los mismos- de los periódicos- les conoceréis”, y esta vez he sucumbido a los encantos de la proclama. Lo digo, pues, para que se sepa: la información que traigo aquí, aunque desarrollada en las páginas económicas del diario que ahora diré, procede de la segunda de las dos piezas principales que, sin firma particular, constituyen el cuerpo principal de la sección de opinión de la edición dominical de EL MUNDO… Vale. Dicho esto, resulta que la quinta fuerza laboral del estado es la de los trabajadores a sueldo de las distintas administraciones. Y si se hurga en las entrañas del poder autonómico prepárense los fácilmente trastornados por el vértigo. En Extremadura, por ejemplo, “el 30, 5 % de los asalariados son empleados públicos, casi el doble que en Madrid, aunque en la capital se concentre la Administración Central. Parece ser que lo más atractivo de firmar un contrato con ZP o con Esperanza Aguirre consiste en la posibilidad de asegurarse la “inmovilidad” de residencia y prolongar esa vida laboral indefinidamente con horario limitado y sueldo medio. Es decir, compromiso de por vida, flexibilidad de entrada y salida, grandes beneficios a la hora de contemplar vacaciones y otros días de ausencia, sueldo aceptable y escasa carga de trabajo. Bien es sabido que “meter la pata” o conducirse negligentemente mientras se “está colocado” en la Administración, casi nunca conlleva correctivo o represalia notable. Además todo este incremento de la burocracia y sus servidores en vez de propiciar agilidad, transparencia y eficacia, con la aplicación de las nuevas tecnologías incluso, viene surtiendo justo los efectos contrarios. Por lo tanto lo que los españoles buscan es seguridad, un plato variado en la mesa y escasas responsabilidades a las que hacer frente, y el que venga detrás que arree. Cual si a uno le hubiera tocado la lotería. Los políticos han prometido una y otra vez reformas en este universo, mudanzas que no pusieron en marcha los gobiernos de González y Aznar, y tampoco el actual presidido por el señor Rodríguez. El ministro Jordi Sevilla “prometió que acabaría con el carácter vitalicio de los funcionarios y lo único que se ha atrevido a incluir en su nuevo Estatuto es que si el empleado público no cumple con su trabajo podrá ser destinado a otro lugar”. Poca cosa para evitar el engorde de la fiera cuando por su escasa capacidad para ofrecer diligencia y cabal servicio- gracias a la nula implicación de los funcionarios en las tareas correspondientes a lo justamente demandable- resulta urgente el aumento de las plantillas. Y, dado lo enseñadísimos que tenemos a los jóvenes a vivir lo más egoísta y displicentemente que puedan, estos números estadísticos aumentarán. Sobre todo los que proclaman hoy su militancia en las filas de lo “antisistema”: banco de pruebas genial para luego abrazarse a la teta del Estado mediando un buen lloro a fin de mamar hasta la senectud a partir de un buen día. Al menos esa es mi opinión. No, no habrá modo de mejorar las circunstancias en las que se acude a la “ventanilla” administrativa porque “tres millones de funcionarios son tres millones de votos”.

sábado, febrero 10, 2007

LA PROCESIÓN DE LOS SILENCIOS



Parece algo muy nuestro ir en procesión a todas partes. Salimos así cuando por convicción religiosa, simpatía costumbrista o gusto estético cultural, participamos en los ritos festivo patronales y de Semana Santa. Conducimos unos detrás de otros a la hora de iniciar el éxodo de las vacaciones. Nos encaminamos “penitentes” hacia los centros comerciales, parques temáticos e incluso museos, cuando los altavoces propagandísticos nos avisan de la reunión extraordinaria que supone la presencia de unas piezas antes ya en las pinacotecas. Y vamos en procesión al Corte Inglés en navidades, para preparar las galas de los niños y niñas de Primera Comunión- menos mal que esta sociedad tiende al laicismo que sino…- cual ahora, encomendándonos a Cupido pues es ley de San Valentín, y en busca de la prenda preciosa triunfante entre los atuendos vestidos pronto en las calles del Carnaval. Sin embargo, ya que otro de nuestros pecados es el escaso tino que tenemos a la hora de conciliar humores, éste último tropel peligra. Digo el de los alborotos que trae aparejada la fiesta loca entre la locura de las fiestas… Juan Cruz, por ejemplo, escribe acerca de tal posibilidad en El PAÍS: “En Tenerife, y sobre todo en Santa Cruz, el Carnaval existe antes que el ruido. Es la fiesta más popular, la que convive con la ciudad, y con la isla, como una especie de sortilegio que cambia el humor, por largo rato, y durante mucho tiempo, acaso demasiado. Es, también, una fiesta democrática, que se hace en la calle porque la gente de la ciudad, y de las islas, hace la alegría en la calle. No es una tradición: es la vida. No es que el Carnaval represente la vida, exactamente, pero a fuerza de ser natural, casi congénita, esa fiesta es un hábito. No la siguen todos pero la noticia de que se puede interrumpir les afecta a todos.”… Porque es noticia la suspensión cautelar que ha dictado un juez en Santa Cruz de Tenerife. Un grupo de ciudadanos demandó al ayuntamiento de esa plaza a causa de los ruidos que se producen por causa de los desfiles, bailes y estancias festivas propias de las conmemoraciones de esta parte central del invierno. Y ahora, la procesión de marras, puede verse sometida a un régimen superior y más estricto cual quería ser ese icono de la enfermera retratada y puesta en pared de los hospitales, solicitando silencio con un muy característico gesto. Y se discutirá quien lleva razón. Se pondrá en solfa la actuación del magistrado. Se tildará de aprovechados a los demandantes. Se acusará de insensibles a los ediles… Todo antes de pararse a pensar y encontrar la solución más justa. Justa por traslado de actividades, por salvaguarda de los afectados, a quienes quizás no les venga mal alojarse y pernoctar durante esas fechas en un hotel pagado por el común de los que salen en procesión, o cualquier otra que armonice todas las sensibilidades. No hay que olvidar la necesidad de expansión de las gentes siempre y cuando no conculquen el derecho al descanso y la tranquilidad de sus semejantes. Y para lograr tales efectos hace falta deseos de recomponerse e imaginación... La cuestión es que vino a mi mente este acontecer de la actualidad cuando, por urgencias urinarias de la noche, de regreso a mi lecho, pues tengo la costumbre de dormir con la ventana abierta- protegido con la persiana- incluso en invierno si no hace mucho frío, escuché unas campanas. Debió ser un móvil de esos que consisten en unos cilindros de metal que chocan entre sí o son golpeados por otra pieza suspendida en el aire como los dichos. Y me di cuenta de la imposibilidad de ese trino metálico como sujeto auditivo a otras horas. La procesión de los silencios, la bendita reducción de abocinados que trae aparejado el cese de actividad solar directa- porque el silencio absoluto tal vez sea linde de la locura más introspectiva- viene cuando la media noche ha dictado su sentencia de plata a toda luz, a medias o en cuartos. O debería venir. Y siendo como es que llega, percibir la levedad de los otros latidos de la vida puede llegar a ser conmovedor. Prueben a escuchar entonces. Prueben y, al amanecer, salgan en procesión a sus asuntos. Con máscara, como en el Carnaval de todos los días.

viernes, febrero 09, 2007

UN PENSAMIENTO ES UN ARCO, UNA CÚPULA...


La autora se llama Marta Fuentes y, cual me gusta sea alternancia entre prosa y poesía- simpre que es posible-un poema suyo para gusto de todos. Acabo de descubrirla y fue el azar de la búsqueda indiscriminada lo que me llevó a su palabra...


UN PENSAMIENTO ES UN ARCO, UNA CÚPULA,
un pasillo.
Y el acto de pensar,la transparencia.
Ventanas
el avance, y el ritmo,mirar hacia el paisaje.
Recuerdo: "Mi amor eran los muros".
"Mi amor era el silencio".
"Ameno el día", pensaba.
"Amena la razón de hoy estar viva".
Miraba:
¿La forma de una idea es una fuente?
¿El acto de encontrar son los jardines,o el cielo
que en agua se refleja?
Un pensamiento es pasarde una sala a otra;
pasar
de la terraza al patio,del patio al horizonte,
de la ventana al campo.
Por Marta Fuentes

miércoles, febrero 07, 2007

DE LA MADRE NATURA Y LOS SUPERHÉROES QUE VIENEN



Se llama Al Gore, fue vicepresidente de los Estados Unidos de Norte América durante el mandato de Bill Clinton y candidato a la presidencia de su país. Ocasión electoral luego malograda, es verdad que por muy poco, fracasando en dicha lid política ante G. W. Bush… Aún no ha dicho si concurrirá, como otros líderes demócratas de su partido, a la carrera presidencial, pero de momento prosigue con sus negocios en Europa. Recientemente departió con José Luís Rodríguez Zapatero y, juntos, acordaron su participación- en calidad de perito- a fin de evaluar la Estrategia Nacional contra el Cambio Climático que el gobierno socialista presentará en pocas semanas. Dicen los cronistas, que ZP se comprometió a facilitar la divulgación de la película UNA VERDAD INCÓMODA en los colegios públicos españoles. En ella, el dirigente americano aparece frente a la cámara mientras da una conferencia que supone el pretexto de sus viajes por todo el mundo. Un empleo, por cierto, con el que nos viene avisando de lo que sabemos desde hace tiempo: la Tierra, que ha cambiado de clima cíclicamente a lo largo de toda su historia, parece haber entrado en un proceso de aceleración y desajuste en el que las actividades humanas tiene un peso muy grande. Según los científicos de la ONU, el hecho ya es irreversible y lo urgente ahora es minimizar las circunstancias propias de este desaguisado, evitando a la vez que se recrudezcan los peores efectos del trastorno dicho. Y lo cierto es que, a pesar de bandos e intereses, de militantes y beneficiarios, contando con dictámenes mucho más conservadores, los avalados por quienes dicen que no es para tanto, y con otros, los absolutamente apocalípticos, a punto de recomendarnos la vuelta a las cavernas, hay datos y sucesos que no admiten discusión en lo que concierne al transcurso de este apartado de la vida que es conciliar sociedad y naturaleza. Sin embargo, las aspiraciones de este “telepredicador yanki” son el Premio Nobel de la Paz y la consecución del Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional, Ahí es nada. Él que evitó presentar su dimisión cuando, quien es popular entre saxofonistas y becarias, el marido de la senadora demócrata Hillary, rehusaba su firma para suscribir el tratado de Kyoto. Él que se abstuvo de aprobar por escrito al pacto mencionado y no hizo nada significativo en favor el medio ambiente cuando ocupó la segunda silla de poder más importante del planeta- incapaz no porque no tuviera tiempo, sino por conveniencia- se ha debido rendir conquistado por los miles de dólares que debe cobrar a cambio de su benefactora labor, a punto de aclamación además como la estrella de cine que nunca ganará un Óscar y pendiente de lograr tratamiento de héroe. Toda una demostración de impostura que no supera aquella de la inclusión del asesino Josu Ternera en una comisión vasca de derechos humanos, pero que mueve a la sorpresa y el desencanto. Porque, una cosa es que este señor, desde luego con pensión asegurada y cuantiosos dividendos extra, haga lo que hace y esté bien hecho, y otro asunto muy distinto es conceder honores a alguien que, en verdad, por el Planeta, ha hecho durante su vida mucho menos que algunos divulgadores, científicos y naturalistas prestigiosos pero sin el auxilio y altavoz de los periódicos, las radios y las televisiones. Aún hay tiempo para verificarlo, mas, a pesar de todo lo dicho, Al, al final, por prestar la cara y mostrar la estrella de ayudante del sheriff, igual se queda con la medalla del más mejor del patio. Ya verán, cosas más raras suceden.

EL VIEJO ACTOR


En el límite con el minimalismo, cerca del haiku, una sola estrofa de LUÍS APOSTA


EL VIEJO ACTOR

Indescriptible escena
en el vacío teatro.
Entre aullidos aplausos
y ausentes decorados...
una máscara.
Por Luís Aposta

martes, febrero 06, 2007

XANAS, FUENTES Y FILOS

Explicar cómo se elige un relato que tiene que ver con el té o con una determinada forma de infusión que pudiera parecer té y concluir con esta pieza, la que se leerá, habitual de la página aragonesa ELFOS- digo habitual por la temática- sería, casi sin duda, un nuevo hito en este venir y quedarse de palabras, emociones y oportunidades para la reflexión. Pero no, lo dejaremos a beneficio de inventario...


XANAS, FUENTES Y FILOS

Las xanas son las hadas que habitan en zonas del litoral del norte de España, en el Principado de Asturias. Al lado, en Cantabria, se les llama Janas o Anjanas. Las xanas aparecen relacionadas siempre con la Naturaleza y el agua. Donde hay una xana, hay también un tesoro y un hilo, o filo, del que habrá que tirar y llegar hasta el final. De esta manera, la xana podrá ser desencantada.
Xana es una palabra de dudoso origen, pero sin duda, indagar en su etimología nos acercará a antiquísimas raíces mitológicas y podrá arrojar alguna luz en medio del neblinoso mundo de las hadas españolas. Y como es habitual hablando de seres fantásticos, hay una riqueza de teorías para explicar el origen del nombre. Quedémonos, a nuestro parecer, con dos: xana derivado de una palabra celta que hace referencia a lo blanco, por un lado, o bien jana como una antigua palabra que en la Edad Media se utilizaba para designar a las hechiceras. Algunos creen que deriva de la diosa Diana, pero nos parece un poco forzado. En todo caso, podría aceptarse que procediera de nombres relativos al dios romano Juno. Una última posibilidad que apuntamos como mera hipótesis personal, sería un parentesco con el nombre de Juan o Juana, relativo a las noches de San Juan, pues este nombre se le da a muchísimos personajes de las leyendas españolas.
Como todas las hadas, la Naturaleza es su hábitat, y cuanto más asilvestrada y bella se conserve, más posibilidades existen de hallar una xana. Eso sí, esta especie habita allí donde fluye una limpia corriente de agua. Las xanas viven en fuentes, ríos y lagos, y aprovechan la superficie cristalina para contemplar su deslumbrante belleza. Al mismo tiempo, como necesitan dedicar mucho tiempo para peinar sus abundantes cabelleras, el agua les sirve para humedecer sus peines de oro. La piel blanquísima, el color dorado de su pelo larguísimo, sus cuerpos mostrados con primitiva naturalidad, y sus voces que compiten con las de los trinos de los pájaros, se convierten en redes de las que pocos hombres pueden evadirse.
El mito de la xana está emparentado con el de la hilandera, y así como en Aragón o La Rioja la filadera es constructora de dólmenes primigenios, también a la xana se la relaciona con estos megalitos, de los que se dice que ocultan sus palacios. La xana hila un filo de oro, después de tender la madeja a la luz de la luna. Cuentan viejas leyendas que en el Monte Naranco hay una fuente de la que brota un hilo de oro. Más de una aldeana ha cogido su extremo, y ha ido tirando de él, mucho rato, el hilo no parece tener fin... hasta que se rompe. Entonces el hilo desaparece, y resuena el lamento de la xana que aguarda al otro lado, sujetando el otro extremo, pues al no llegar a ella, no puede romperse el encantamiento al que está apresada.
Porque hay que saber que muchas xanas están condenadas a custodiar tesoros de gran valor, la mayor parte de las veces consistentes en piezas sagradas, cálices, cruces, aras... Pero junto a ellas vive el auténtico guardián del tesoro: el cuélebre, el dragón. Aunque sobre este punto, los conocimientos legendarios vuelven a ser confusos, y se llegan a contar historias de xanas que, como Melusina, se convierten en cuélebres, horribles criaturas gigantescas de aspecto reptiliano.
Cuando no hay cuélebre por en medio, el afortunado o la afortunada caminante que se topa con una xana, si la coge de buen humor, puede obtener de ella un rico obsequio. Es bueno tener la mente presta, y soltar la lengua que haya podido quedar apresada por el asombro o el arrobo ante tal belleza. Porque vamos a desvelar unas palabras mágicas que hay que pronunciar ante una xana para lograr su favor. Son éstas:
-Toma la mía pobreza,¡dámela tu riqueza!
Cuentan que una costurera obtuvo así unas tijeras de oro, después de ayudar a una xana en el momento de dar a luz. Precisamente, otras leyendas sobre las xanas hablan de que cambian a sus hijos por bebés humanos, y también que, quizá por no existir seres masculinos de su especie, suelen enamorarse y unirse a hombres, con quienes tienen descendencia y con quienes viven, siempre que su pareja no descubra su origen, o no rompa alguna misteriosa promesa con la que se obligan de por vida.

© 2002 Chema G. Lera

http://www.aragonesasi.com/elfos/08/s02041xa.htm

lunes, febrero 05, 2007

PARÉNTESIS


Encuentro simpático este verso, esta estrofa, de Antonio Tello para hoy...

Paréntesis
Por Antonio Tello

Detrás de los barrotes arqueados por el ansia de la luz
la mirada advierte una hora muerta en mi sopa.
Un mono de Gibraltar que resbala en la piel de una coma.
Un gorrión de Argentina que picotea los granos de su nombre.
Una tortuga de Grecia que sigue un rastro de pausas de Corinto.
Una mujer sin nación que ciñe el hueco de mi cuerpo y
(entre paréntesis),
mi voz que se precipita por un tobogán de puntos suspensivos.

domingo, febrero 04, 2007

LA BUFANDA


Me regalan una bufanda. Una de esas, dice mi benefactora que, además de abrigar, confiere un aire intelectual a su portador. La pierdo. Seguramente en la primera salida nocturna, ocasión de verificar la vitola dicha de pensador ilustrado. Alguien la encontraría entre la montonera de ropa que ocupaban una bancada sita frente a la barra del local objeto de nuestro ocio pecador, así nos viera doña Elena Salgado. Pero obtengo indulgentes demostraciones de cariño y una nueva “chalina”, tapabocas que obraría gala o mejor que la anterior, sin menoscabo de operar los efectos de cobertor propias de su uso. Y ahora estoy desorientado. No sé si lucirla al modo del “estilista”, optar por las artes del “escapista”, comparecer como un “clásico” entre los clásicos, dejar que se me tome por “novato”, de “europeo” reafirmarme en la continentalidad desde hace tiempo pretendido nuevo emporio sociopolítico, con “dos coletas” ataviado por comodidad, o servirme de las formas “nudo de corbata”, "Lawrence de Arabia", “serpiente”, “corbata informal”, “Jedi” o “el ahorcado”. Porque, según se puede leer en las páginas de la revista Magazine que se acompaña a la venta los domingos con el diario El Mundo, son las doce maneras más conocidas de llevar la prenda objeto de toda esta preocupada redacción. Llevarla de un modo o de otro, parece ser, dirá de quien la vista que “no tiene otro fin salvo el estético”; se es calculador cual lo indica el “toque de sofisticación no intencionado” de un nudo tan en boga; aparece con el único fin de sentirse abrigado o desea se le conozca por inconformismo, inseguridad y desocupación; lo consciente que se es de lo prístino de aquello que le concierne; la faceta femenina y proclive a la elegancia de su personalidad; el aire de “rebelde sin causa” con el que habitualmente se conduce; una inclinación a lo de toda la vida sustanciada en la reinvención de lo ya conocido; al postularse como perteneciente a la tribu de los elegantes pero informales; cual quienes desestiman ocultar “un poder económico o social”; o quiere dar altavoz a los rasgos de sofisticación y buen gusto que aseguraría son un atributo indiscutible. La elección de cualquiera de esas formas hará que represente un rol incluso ajeno a mis pretensiones y, dado que va a ser así, porque la moda de encontrarle explicaciones de indescartable calado psicológico a los actos humanos menos trascendentes se ha impuesto, ocurre que tampoco me encuentro fielmente representado en las categorías hasta ahora reconocidas. Puede ser que me sienta rebelde y desocupado y no sé si llevar dos bufandas o solicitar asesoramiento a fin de lograr un nudo mixto. El caso es que, de momento, hasta aclararme en esta encrucijada, he tomado la decisión de posponer el uso del “bendito” trapo y guardarlo en un lugar a la vista, eso sí, dentro de las cajoneras de mi armario. A veces enterarse de las cosas, de lo que son y llegan a suponer, es originario de toda clase de conflictos y vale más ponerse en manos de quien sí que sabe y salir airoso de tales lides: cariño, ¿estás ahí?

sábado, febrero 03, 2007

DEL APOCALIPSIS SEMINAL Y OTROS FLAGELOS


Es en ausencia de toda credibilidad que se hace el pregón. Por lo tanto es falsa la noticia según la cual, las gónadas de los varones españoles en edad de procrear, deban someterse a las pruebas político- sanitarias que confirmen el grado de nacionalismo independentista, predominante en aquellas notorias de tal manifestación, conforme a las tasas de testosterona propias y al “RH” condicionado por simpatía ideológica. Los espermatozoides españoles, tal y como ha verificado el Instituto de Reproducción Cefer, es verdad, son cada vez más y más lentos. Y tanto es como estoy contando que, en el caso de persistir las circunstancias causantes de la ralentización dicha, engendrar nuevos hijos de la patria tiene como fecha de conclusión el año 2067… No el 2066, ni el 2068… Pero, vamos a ver, sin dar lugar a malos entendidos: bastaría declarar en voz alta ante los micrófonos de la Ser, frente a las cámaras de “La 4”, o de tal forma que se entere algún avispado redactor de El País, la desafección íntima que se experimenta hacia la españolidad por imperativo legal adquirida, para obtener automáticamente la baja en la lista de “huevones” nacionales. No vayamos a confundirnos. Que no es lo mismo el líquido seminal de un español convencido que el esperma de un español obligado a ser español. Los primeros saben que traer un hijo al mundo es una tarea ímproba. Sobre todo porque lograr la concesión de unas ayudas económicas cual las que se ofrecen por vástago- o vástaga- en la Unión Europea, en el mejor y más deseable de los casos, el de mayor rentabilidad, traería aparejado dedicar varias vidas al empleo ininterrumpido de la coyunda. Y esto, aunque se parece a un futuro de solaz lozanía idéntico al acontecer laboral de ese pene- elefantiásico y rey del porno, don Nacho Vidal, y suponer toda una carrera de placer, constituiría, a poco que se piense, un hartazgo por saturación verdaderamente imposible de evitar. Y así no puede ser. No puede ser e incide en el desinterés de la célula sexual masculina por toda diligencia. Sin embargo los españoles que deseen ser solo gallegos, o vascos, o catalanes, o de la República Independiente de Almendralejo, lo tienen fácil, muy fácil. Nada les va ni les viene en esta batalla. Sufren otro estigma intolerable y la autodeterminación antes explicada es urgente a fin de su propio alivio… y el de sus testículos. Podrán de esta forma, bien cómoda por cierto, desvincularse de una catalogación sólo aplicable a quienes hacen constantes méritos para que se les otorgue: los del PP. Por lo tanto, como atender a los medios de comunicación afines al gobierno- siempre que se advierta que se es de la cuerda progresista- es similar a comparecer ante la ventanilla de la administración para bien, óbrese de manera que se despejen todas las dudas y así sea… Así, salvo en casos como en el de ese galán maduro y actor, don Carlos Larrañaga, no sé si español de los unos o de los otros, pero recientemente padre a sus sesenta y nueve años. Porque, manda huevos y los del ínclito prócer precisamente: hace dos días cuestionando el egoísmo de una mujer al acceder a técnicas de fertilidad para lo que llega a mentir acerca de su edad, empeñada en ser madre y consiguiéndolo a los casi setenta años, y se presenta aquí el de los tegumentos inquietos y nos de una lección de paternidad hacia la senectud que deja en pañales a la antes mencionada. ¡Sí señor, padre y abuelo abuelísimo! ¡Con un par! Si es que en irresponsabilidad y ruindad paren hembras y dan para parir machos a todas horas y por igual. O iguala que dirían las feministas de Córdoba

jueves, febrero 01, 2007

Y TODO A MEDIA LUZ


Ha estado rodando por el firmamento durante todo el día, como una hamburguesa de queso que no encuentra su sitio en el escaparate; ajena a los asuntos de la Tierra, luciente hasta fulgir conforme la antorcha de Ra acabó de consumirse. Porque son días de luna llena y contundencia gestual. Precisamente el último episodio de representación estaba convocado a las ocho de la tarde, las veinte horas, y habría de prolongarse hasta cinco minutos después. Selene, como muchos ciudadanos y ciudadanas, declinó comprometerse solidariamente con la idea del apagón, circunstancia sin luz y favorable a las iniciativas de salvaguarda medioambiental. Y, seguramente, contando con la devaluación de toda postura tendente a generar actos de reparación por parte de quien, o quienes tuvieran que ver en el asunto, este simpático “mohín” de protesta con el que se pretendía llamar la atención y concienciar acerca de los valores que hay que adquirir para evitar se recrudezcan los graves inconvenientes que está produciendo el “cambio climático”, también quedará, como suele decirse, “en agua de borrajas”. A diario, y si no cada muy breve tiempo, un colectivo sale a la calle para reclamar tal o cual cosa, incluso se organizan cuadrillas bajo distinta bandera clamando- al menos aparentemente- por un mismo ideal. Y de tanto ir y venir, mareo y confusión. Confundidos los que salen hermanados por sus deseos de paz, con los que arrojan al asfalto las naranjas que no logran poner a la venta en el mercado, con los que son partidarios de una revolución del lenguaje a fin de informar al contribuyente de la naturaleza laboral de la mujer en el Congreso de los Diputados- las feministas de Córdoba demandan que figure en el frontispicio de la muy noble Casa de la Carrera de San Jerónimo, “de los Diputados y las Diputadas”, y se diga, por ejemplo, líderes y lideresas”- con los que apagan la luz persuadidos de lo bien que van a salir en la foto colectiva del telediario. Un alienación, una locura, como afirmó que es este país el presidente del gobierno de la comunidad autónoma vasca- el intocable Ibarreche cual debiera ser para la justicia según los manifestantes de Bilbao congregados al efecto de repudiar el ultraje de ver como el mencionado jefe de gobierno atendía a los tribunales- todo pirotecnia con pólvora mojada, verbena de tres al cuarto, globo perdiendo aire: pasto del olvido. Porque, salvo que se repartan bofetadas además de vociferar como ya dijo el fiscal general del estado que hace mal quien acude así a manifestarse, si se destroza mobiliario público y propiedad ajena, entonces, tal vez, cunda el pánico y los que siempre se presentan por designio propio a administrarnos hagan o resuelvan hacer algo. Por desgracia así es como sucede. Porque hacen falta actos no gestos, ideas razonables puestas en marcha para evitar de una vez lo que es pan mal conseguido a pesar del sudor de la frente de cada uno, que es lo que a los convocados al apagón les interesa de inmediato. Además la gente aprende, se convence, y atiende por educación. Otra cosa es exponerse a la monserga cotidiana y sucumbir a ella… La luna sigue impertérrita a estas horas según su ciclo mensual y muchos ni siquiera lo saben. Muchos entre los que apagaron la luz y entre los que hicieron caso omiso. Y muchos sabrán de lunas y otras lindezas naturales cuando desde el Corte Inglés se llame a la tibieza contante y sonante de San Valentín. Entonces sí, con corazoncitos y babeo de plata, todo a media luz que brujo es el amor a media luz los besos a media luz los dos…

A DIOS EN PRIMAVERA


Me regalaron ayer un poema de Juan Ramón Jiménez y puse especial interés en aprender la jota de Valencia, aunque debiera decir del Levante y mirar a la Dama... El caso es que he aquí una plegaria que surtirá los efectos de correspondencia con quien tanta delicadeza tuvo y de premio para todos en un día, como tantos, en los que la lírica tiene escaso predicamento...

A DIOS EN PRIMAVERA
Señor, matadme, si queréis.
(Pero, señor, ¡no me matéis!)
Señor dios, por el sol sonoro,
por la mariposa de oro,
por la rosa con el lucero,
los corretines del sendero,
por el pecho del ruiseñor,
por los naranjales en flor,
por la perlería del río,
por el lento pinar umbrío,
por los recientes labios rojos
de ella y por sus grandes ojos...
¡Señor, Señor, no me matéis!
(...Pero matadme, si queréis)
Juan Ramón Jiménez

miércoles, enero 31, 2007

BÍBLICA


Bíblica

Por: Juan José Arreola

Levanto el sitio y abandono el campo... La cita es para hoy en la noche. Ven lavada y perfumada. Unge tus cabellos, ciñe tus más preciosas vestiduras, derrama en tu cuerpo la mirra y el incienso. Planté mi tienda de campaña en las afueras de Betulia. Allí te espero guarnecido de púrpura y de vino, con la mesa de manjares dispuesta, el lecho abierto y la cabeza prematuramente cortada.

http://gargantuario3.blogspot.com/2005/04/bblica.html

martes, enero 30, 2007

EL MUNDO ESTÁ BIEN HECHO


El mundo está bien hecho

Los ríos van a la mar,
el mar a las playas de moda,
de manera que el mundo está bien hecho.
Sobre esta cuestión no puede discutirse. Mas si alguien
quisiera alzar su voz contra el aserto,
le taparíamos la boca con la prueba más firme:
el General.
No puede darse un general en jefe sin que exista
el orden en las filas. Y por tanto
las filas del orden del General en Jefe
y el Jefe mismo, en general, como ya he dicho, vienen
a demostrar
la armonía preestablecida. Y la buena mano que ha
tenido quien pudo
para hacer lo que ha hecho. Aunque, después de todo,
no hubiera sido necesario traer
hecho tan concluyente, toda vez que este mundo,
y, en general, toda playa de moda que va a dar en la
mar,
eran ya suficientes para que nos bañásemos
en el más general regocijo
del General en Jefe.

©Carlos Bousoño

lunes, enero 29, 2007

EL HOMBRE DE LOS PIES QUEMADOS


El hombre de los pies quemados

Por Pedro Guillermo Jara

Por extrañas circunstancias al hombre se le habían quemado los pies. Era dos tizones como leños oscuros. Al caminar por las calles sus pasos se escuchaban así:

—¡Tic-toc!... ¡Tic-toc!

Los niños, curiosos, seguían al hombre de los pies quemados, no por compasión, ni burla, ni nada de eso. Lo seguían porque al caminar desde los pies se desprendían pequeños trozos de carbón que los niños se disputaban a gritos. Con estos trozos los niños dibujaban nubes, corderos, soles, lunas y lluvia, en las paredes de la población.

En algunas oportunidades los adultos también seguían al hombre de los pies quemados, recogían los trozos de carbón y escribían consignas en las paredes, llamando a la libertad, a la igualdad y a la fraternidad, ideas que se habían perdido en el tiempo.

domingo, enero 28, 2007

ARENA ENTRE MIS DEDOS QUE RESBALA


ARENA ENTRE MIS DEDOS QUE RESBALA (1996)
Por Dulce Chacón.

Sólo te tengo
el tiempo
en que te escapas.
Placer y dolor
coinciden.
Tenerte
levemente
perderte.
Tú me diste
la palabra mientras.

(De Contra el desprestigio de la altura, tomado de Dulce Chacón, Cuatro gotas, Castellón, Ellago Ediciones, 2003, p. 88).

sábado, enero 27, 2007

EL CASO DE LOS VIEJITOS VOLADORES


El caso de los viejitos voladores

Por Adolfo Bioy Casares


Un diputado, que en estos años viajó con frecuencia al extranjero, pidió a la cámara que nombrara una comisión investigadora. El legislador había advertido, primero sin alegría, por último con alarma, que en aviones de diversas líneas cruzaba el espacio en todas direcciones, de modo casi continuo, un puñado de hombres muy viejos, poco menos que moribundos. A uno de ellos, que vio en un vuelo de mayo, de nuevo lo encontró en uno de junio. Según el diputado, lo reconoció "porque el destino lo quiso". En efecto, al anciano se lo veía tan desmejorado que parecía otro, más pálido, más débil, más decrépito. Esta circunstancia llevó al diputado a entrever una hipótesis que daba respuesta a sus preguntas. Detrás de tan misterioso tráfico aéreo, ¿no habría una organización para el robo y la venta de órganos de viejos? Parece increíble, pero también es increíble que exista para el robo y la venta de órganos de jóvenes. ¿Los órganos de los jóvenes resultan más actrativos, más convenientes? De acuerdo: pero las dificultades para conseguirlos han de ser mayores. En el caso de los viejos podrá contarse, en alguna medida, con la complicidad de la familia. En efecto, hoy todo viejo plantea dos alternativas: la molestia o el geriátrico. Una invitación al viaje procura, por regla general, la aceptación inmediata, sin averiguaciones previas. A caballo regalado no se le mira la boca. La comisión bicameral, para peor, resultó demasiado numerosa para actuar con la agilidad y eficacia sugeridas. El diputado, que no daba el brazo a torcer, consiguió que la comisión delegara su cometido a un investigador profesional. Fue así como El caso de los viejos voladores llegó a esta oficina. Lo primero que hice fue preguntar al diputado en aviones de qué líneas viajó en mayo y en junio. "En Aerolíneas y en Líneas Aéreas Portuguesas" me contestó. Me presenté en ambas compañías, requerí las listas de pasajeros y no tardé en identificar al viejo en cuestión. Tenía que ser una de las dos personas que figuraban en ambas listas; la otra era el diputado. Proseguí las investigaciones, con resultados poco estimulantes al principio (la contestación variaba entre "Ni idea" y "El hombre me suena"), pero finalmente un adolescente me dijo "Es una de las glorias de nuestra literatura". No sé cómo uno se mete de investigador: es tan raro todo. Bastó que yo recibiera la respuesta del menor, para que todos los interrogados, como si se hubieran parado en San Benito, me contestaran: "¿Todavía no lo sabe? Es una de las glorias de nuestra literatura". Fui a la Sociedad de Escritores donde un socio joven, confirmó en lo esencial la información. En realidad me preguntó: –¿Usted es arqueólogo? –No, ¿Por qué? –¿No me diga que es escritor? –Tampoco. –Entonces no lo entiendo. Para el común de los mortales, el señor del que me habla tiene un interés puramente arqueológico. Para los escritores, él y algunos otros como él, son algo muy real y, sobre todo, muy molesto. –Me parece que usted no le tiene simpatía. –¿Cómo tener simpatía por un obstáculo? El señor en cuestión no es más que un obstáculo. Un obstáculo insalvable para todo escritor joven. Si llevamos un cuento, un poema, un ensayo a cualquier periódico, nos postergan indefinidamente, porque todos los espacios están ocupados por colaboraciones de ese individuo o de individuos como él. A ningún joven le dan premios o le hacen reportajes, porque todos los premios y todos los reportajes son para el señor o similares. Resolví visitar al viejo. No fue fácil.En su casa, invariablemente, me decían que no estaba. Un día me preguntaron para qué deseaba hablar con él. "Quisiera preguntarle algo", contesté. "Acabáramos", dijeron y me comunicaron con el viejo. Este repitió la pregunta de si yo era periodista. Le dije que no. "¿Está seguro? preguntó. "Segurísimo" dije. Me citó ese mismo día en su casa. –Quisiera preguntarle, si usted me lo permite, ¿por qué viaja tanto? –¿Usted es médico? –me preguntó–. Sí, viajo demasiado y sé que me hace mal, doctor. –¿ Por qué viaja? ¿Por qué le han prometido operaciones que le devolverán la salud? –¿De qué operaciones me está hablando? –Operaciones quirúrgicas. –¿Cómo se le ocurre? Viajaría para salvarme de que me las hicieran. –Entonces, ¿por qué viaja? –Porque me dan premios. –Ya un escritor joven me dijo que usted acapara todos los premios. –Si. Una prueba de la falta de originalidad de la gente. Uno le da un premio y todos sienten que ellos también tienen que darle un premio. –¿No piensa que es una injusticia con los jóvenes? –Si los premios se los dieran a los que escriben bien, sería una injusticia premiar a los jóvenes, porque no saben escribir. Pero no me premian porque escriba bien, sino porque otros me premiaron. –La situación debe de ser muy dolorosa para los jóvenes. –Dolorosa ¿Por qué? Cuando nos premian, pasamos unos días sonseando vanidosamente. Nos cansamos. Por un tiempo considerable no escribimos. Si los jóvenes tuvieran un poco de sentido de la oportunidad, llevarían en nuestra ausencia sus colaboraciones a los periódicos y por malas que sean tendrían siquiera una remota posibilidad de que se las aceptaran. Eso no es todo. Con estos premios el trabajo se nos atrasa y no llevamos en fecha el libro al editor. Otro claro que el joven despabilado puede aprovechar para colocar su mamotreto. Y todavía guardo en la manga otro regalo para los jóvenes, pero mejor no hablar, para que la impaciencia no los carcoma. –A mí puede decirme cualquier cosa. –Bueno, se lo digo: ya me dieron cinco o seis premios. Si continúan con este ritmo ¿usted cree que voy a sobrevivir? Desde ya le participo que no. ¿Usted sabe cómo le sacan la frisa al premiado? Creo que no me quedan fuerzas para aguantar otro premio.

viernes, enero 26, 2007

ERA INVIERNO, LLEGASTE Y FUE VERANO


Era invierno, Llegaste y fue verano ..
Era invierno; llegaste y fue verano.
Cuando llegue el verano verdadero,
¿qué será de nosotros?
¿Quién calentará el aire
más que agosto y que julio?
Tengo miedo
de este error de los meses que has traído.
¿Quién es nuestro aliado: tú o yo?
Cuando llegue el verano
quizá el aire esté frío...
Era invierno y llegaste.
Por Antonio Gala

miércoles, enero 24, 2007

BEGOÑA



Azulejos añil- nostalgia oceánica quizás- un caño que gotea y, de pronto, la cortina que deja de cubrirte. Respondo a tu guiño luego de entregarte el paño con una sonrisa. Por el ventanuco contemplo la siesta del madroño y cierro el puño incómodo una vez más: es el extraño ir y venir de hormigas que siento bajo la piel desde niño. Tus labios me rozan antes de salir- un besiño dices- y las carcajadas de Íñigo en la cocina no te engañan: hace ruido como citándote, debió tener un sueño ahora que estás desnuda y te reclama con intención. Él imagina y se enardece de año en año, es verdad, pero no le reñirás por eso. Llegasteis a uña y carne por otras muchas cosas... De nuevo en el baño mientras te haces un moño. Nada más para que se te airee el cuello. La tarde es una condena, horno dentro del que se viste armiño, y, ahora que partiréis, regreso a mi refugio de consonantes, ese castillo de eñes que te regalé en la adolescencia: ¿recuerdas cuando empeñé mi reloj para fugarnos?... Soy tu fantasma, sí, un extraño que conoces, y mis sustos, sin embargo, no te muestran, no te enseñan el camino del olvido. Apaño tu soledad y satisfago las puntuales apetencias de tu vientre- sólo sobre tu lecho aliñamos el placer- pero es cuña de mi misma madera la que evita que descanse en paz. Sigo en pie, indomeñable a pesar de la inconsistencia de lo que soy. Arrastro mis cadenas- nunca pequeña rémora- haciendo honor a los redaños que convienen añadidos para corresponder a la promesa de amor que aún es empeño, inacabable mandato... En fin. Se tiñe de negro en mí lo intangible y me desvanezco hasta que reconozca las mañas de tu capricho solicitándome. Sé que solo tu muerte me liberará pero es un daño que no deseo, la leña que no arrojaré a la lumbre de mi infierno. Hasta pronto mi niña, mi dulce Begoña.

martes, enero 23, 2007

ALÍSTESE EN EL CUERPO NACIONAL DE COTILLAS Y DELATORES


Desconozco con qué grado de certeza, pero se dice que en cada portal, en cada finca de Cuba, hay un chivato. Alguien afín al gobierno castrista encargado de vigilar a sus convecinos: guardián y delator. Y pareciera que ese mismo modelo va a imponerse también en España. Lo digo porque desde que la ministra redentora y policía de la salud, doña Elena Salgado se propuso salvarnos a todos de nosotros mismos, una serie de normas y leyes se han puesto, e impuesto, formando parte del ordenamiento jurídico o en vísperas de que así sea. Ya se impide fumar en la mayoría de los espacios públicos a fin de librarnos del cáncer- aunque los otros humos sigan al acecho en espera de surtir idénticos efectos- las empresas de comida rápida habrán de reducir sus ofertas así la chicha que degusten sus clientes sea un bocado mucho más pequeño- no sea que la carne picada acabe por convertirnos en lo que ya somos: hombres y mujeres a imagen y semejanza de los hijos del Tío Sam no sólo por volumen sino por intereses y costumbres- y los expendedores de alcohol y vino, las destilerías y las bodegas, pueden también poner sus barbas a remojar tras el rasurado de los anteriores agentes de la traición. No importa, por cierto, que la “sangre de toro”- otra que te rondaré morena- sea considerada, incluso por el propio gobierno de la que la irreducible cruzada forma parte, alimento digno de promoción y ayudas políticas y económicas: ella hace caso omiso o desoye a sus colaboradores, tan segura como está de su nueva fe. Además ahora, en una medida bastante razonable, acuerda con el sector de la moda la unificación de las tallas: se trata de acercar los modelos estéticos a la realidad social. Y, con todo esto y alguna cosilla más que se le ocurra contra calvos y peatones, será necesario un incremento de personal entre agentes del orden e inspectores de todo, probablemente imposible de abordar a corto plazo. Por lo tanto habrá que dar curso legal- o no, que diría don Mariano de la oposición aislada- a todo un cuerpo de "acusicas” afines al “régimen” capaces y dispuestos a informar de las trampas e incumplimientos que sufren las olímpicas voluntades hasta este momento conocidas y mostradas por esta Rotenmeyer de la política socialista. La estricta gobernanta requiere o demandará de cada uno de nosotros- o eso pienso yo por lo expuesto anteriormente- disciplina y asistencia, por ejemplo, para saber si los hijos de los del tercero salen de botellón; si es a la hora en que se va a la oficina la soltera del séptimo cuando el ascensor huele a tabaco que apesta- ¿o es a perfume?- si las entradas craneales de los del bajo- sí, de las de ella también por más que se refugie en la permanente para disimular- es alopecia intolerable ya o, para declarar el consumo de hamburguesas de dinosaurio y tinto de verano, señalando a nuestros propios y ancianos padres, comensales de cosas así por culpa de la asquerosa pensión recién elevada a caquita según datos estadísticos, y aún pasable por inigualable recompensa tal y como proclaman los voceros de la economía oficial. Vamos, lo que digo. Al final cada uno en su traje o vestido y en el de los demás- tallas dobles o triples- para no perder ripio de lo que se cuece en cada puchero: chismorrear o chismorreando, por toda la cara, que es gerundio y deporte nacional.

LOS SOMBREROS TAMBIÉN AMAN.


Los sombreros también aman

Por Teresa Caballero

Voy a presentarme: soy el sombrero hongo del Señor Duncan. Solía vivir en la parte superior de un armario muy cómodo y amplio, en una caja redonda de Harrods. Salía casi todas las mañanas a caminar con mi amo y daba un largo paseo por la avenida Alvear frente a los parques de Palermo. Me acompañaban, indistintamente, el traje de franela, el príncipe de gales o el oscuro de vicuña. Los días de golf me quedaba reposando en mi caja de cartón, mientras salían: la gorra escocesa, la de tweed o la azul, alternativamente. Pero ellas para mí siempre fueron unas plebeyas, sin distinción ni buenas maneras.
Volviendo a las caminatas palermitanas, puedo contar que muchas veces el señor me quitaba de su cabeza para saludar a ciertas señoras a su juicio apetecibles, cubiertas con otros tantos sombreros igualmente deliciosos para mí.
Pero lo curioso ocurrió una mañana. Nos cruzamos con gente más linda que de costumbre. Linda y bien vestida y, sobre todo, magníficamente chapeautée. Súbitamente pensé en el Derby. (Cuando viajábamos a Inglaterra, mi tierra natal, la galera gris de copa alta me confiaba los fascinantes secretos de Ascot).
Pues sí, ese día fue muy especial. Al atravesar una de las calles angostas, el señor se detuvo. Mi corazón también. Un precioso sombrero de paja de Italia me enfrentaba con audaz coquetería. Mi dueño me sacó de su cabeza, y se inclinó a besar la mano de la dama a quien cubría mi provocativa tentación. Quedé en una posición absurda, la mano del señor me sacudía, me pasaba de un lado a otro con un nerviosismo desconocido en él, siempre tan sobrio. Conversaron, rieron. Todo duró un instante y en seguida estuve de vuelta en mi lugar: la cabeza del señor. El sombrero de paja de Italia se fue alejando hasta convertirse en un puntito lejano, perdido en los jardines de Palermo. Yo sin dejar de mirarlo.
Al otro día, cerca de las 12, volvimos a encontrarnos. Los cuatro estábamos contentos, parecíamos más jóvenes. El sombrero de paja de Italia —ahora con una cinta color azul— y yo. El señor y la dama elegante. A partir de ese día nos encontrábamos, puntualmente, casi todas las mañanas. Así durante algún tiempo. A veces salíamos a pasear en automóvil. Claro que entonces estaba la gorra-espía del chauffeur, que no nos gustaba nada. Ibamos a Hurlingham, a los partidos de cricket, y también al London Grill. Pero lo que más me agradaba era cuando tomaban el té en esa suite del Plaza.
Entonces nos dejaban sobre el sofá. Juntos, cerca, en ocasiones hasta podíamos rozarnos. Nada me resultaba más grato que sentir la tersura de la paja italiana sobre mi fieltro suave y sensible. Lo oscuro de mi piel contrastaba maravillosamente con el delicioso marfil de mi pareja. Mi señor y su bella dama. Yo y el lindísimo sombrero de paja de Italia. Siempre el mismo, y aún más encantador con cada una de sus variantes: el color de las cintas, una camelia blanca, el pinche verde, el morado, alguna hebilla, un velo insinuante.
Pero bien dicen que la felicidad no es eterna. Un día —lo recuerdo como tormentoso y frío— estábamos juntos en el sofá, amartelados, en éxtasis, entregados a una ensoñación divina, cuando de repente, tras un sonoro portazo y con la rapidez fulminante de un rayo, cayó sobre nosotros, como llovido del cielo —o en todo caso del infierno— un chambergo gris, común, vulgar, ni siquiera limpio, que fue arrojado con toda furia por su patrón, sobre nuestras hasta entonces felices existencias. Pertenecía a un detectiva, a un investigador privado. Tras él, un deslumbrante bicornio hizo su entrada al recinto. Pero no fue quitado de la cabeza de su propietario: un almirante. Acto seguido, se oyeron gritos, discusiones, forcejeos, insultos, vidrios trizados, un tiro. Y hubo olor a sangre. El mismo que percibía aquella vez cuando el señor se hirió en la frente con la punta de una ventana, en el Club Inglés.
Después, todo fue dolor, tristeza, soledad.
Nunca más volví a la cabeza del señor. Nunca más a su ropero.
Una gorra de vigilante, cubriendo la cabeza de su respectivo dueño, me recogió del sofá. Anochecía cuando me arrancaron de mi amada para siempre. Sobre mi espléndida cinta de raso cosieron un cartelito con la leyenda: "Prueba número 3" y me llevaron al Palacio de Justicia.
Aquí me encuentro desde entonces, en una habitación enorme, desvencijados sus pisos de madera, decrépitas sus paredes, juntando polvo y tiempo, entre sombreros, paraguas, viejas capas, cogoteras. A veces alterno con alguna boina, un chapelete, una castora. Acaso algún bombín, un canotier, una sombrilla.
Pero ni aquel sombrero de paja de Italia por el que todo perdí, ni el señor Duncan, volvieron a cruzarse en mi camino.


http://www.letralia.com/13/cr03-013.htm

lunes, enero 22, 2007

EN EL PUENTE


EN EL PUENTE
Por Odette Alonso
Al extremo del puente la luz es más intensa
enceguece la luz cambia nociones.
Las brújulas atrofian su certeza
los mapas desdibujan sus contornos
la noche apaga la verdad del firmamento.
Sólo queda un camino lleva al final del puente.
Basta extender las manos y preparar el salto
un paso afuera y sin remedio
caer hacia el abismo luminoso de tus ojos.

domingo, enero 21, 2007

UNA DE LOCOS


UNA DE LOCOS

Por Cerinto de Coia

Juan, mi amigo, ha enloquecido. Era hombre normal ingeniero en la Citröen.De noche acudíamos al pub. Entre cuba libre y café irlandés se hablaba de política. Los domingos jugábamos al tute o íbamos al fútbol. A diario comprábamos la prensa, y a ambos nos gustaban las mujeres guapas transeúntes. Veíamos La Clave, el Un, Dos, Tres, y el Informe Semanal. Él prefería el yoga, yo el trote. Atentos a la vida cultural íbamos ya al cine club, ya a las sesiones de Amigos de la Ópera, ya a las conferencias. Él hizo un tiempo la meditación trascendental y yo me apunté en un orfeón.Mi amigo había estado en la emigración del Desarrollo. Volvió con los ahorros y se casó con una chica de la sociedad. Tuvieron un Seat Mirafiori. Compraron acciones de la Bolsa y fueron de veraneo a la Laponia. Les gustó. Les llegó el divorcio, repartieron bienes y él conoció a una chica nueva londinense. Fueron a veranear a las Canarias.Un día mi amigo enloqueció. Sin regatear se compró otro Mirafiori. Lo estafaron. En las barras americanas se hizo amigo de las chicas. Se le abrieron y una le lloró en el hombro. La regaló 200.000 pesetas. Ya en casa se negó a ver TV. Dio los libros al trapero y a un gitano la Hi-Fi. En la autopista pasó de los 200: lo multaron. Delante de un motel produjo abolladuras: lo multaron. Su madre quiso darle cocido los domingos y jamón y huevos las meriendas: la tiró por las escaleras. Salió desnudo a la terraza y vinieron los bomberos. No habló en comisaría, y al juez lo mandó a Filadelfia. Del juzgado lo enviaron a una clínica. Su director le ayudó a traer el dinero de Suiza. Salió para el manicomio sin un duro.Lo atiborraron de pastillas y de litio. Se apuntó a la ergoterapia, la rama de cerámica. Con los dedos modeló en barro campesinos de la tierra. La mujer del ergoterapeuta quiso ayudarlo y lo sedujo. Mal casada, a él le contaba ella sus cuitas afectivas. Que reñía el matrimonio, y los hijos la aburrían. A un siquiatra silencioso le contaba él a la semana las vivencias. Temprano un día, entró en el bar. Era la pausa del café, y quiso alternar con la docencia. Lo miraron como a un loco y se apartaron.Al fin salió curado y fue recuperándose. Ya trabaja, se ha comprado un Seat y se va a casar. Ya vuelve al pub.Mi amigo es de nuevo hombre normal.


http://www.letralia.com/108/letras08.htm

CERINTO DE COIA.

Profesor universitario (España, 1935) de física, química y matemáticas, traductor técnico y literario. Ha colaborado en el diario ABC de Madrid y otros diarios y publicaciones. Ha ganado tres premios literarios de relatos breves.

sábado, enero 20, 2007

MELODÍA



MELODÍA

Melodía de la sombra penetra la dureza
de la piel acompañante y ya me pide
un anhelar pasivo que la incline
al borde níveo donde el aire empieza.
Dulce secreto la gaviota o ya se afine
la sombra que extendía la pereza
de la piel, negando que al irse se descuelgue
de la sonrisa en que muere su destreza.
No es melodía ni fuga en la marina
onda rota que recuerda el sueño salpicado
de pluma y pleamar en piel que el aire olvida.
Corvo vidrio en la mano destrenzado.
Frío dardo cayendo más afina
el humo hacia la flauta y olvido deseado.

Por José Lezama Lima.

jueves, enero 18, 2007

DEL IMPERIO DE UNA CÓPULA VERBAL


Azorado como estoy, intento la fusión de dos palabras para definir un concepto aprendido mientras viajaba en la línea dos de los autobuses municipales. Conversaban el chofer, a pesar de los escasos diálogos que con tales profesionales están permitidos, y un individuo antaño también al volante, contratado por la misma empresa: de testigo involuntario, dada la plaza que ocupaba en el coche, yo mismo. Asuntos laborales, relaciones con los otros compañeros y chismorreo de machitos cuyo cenit tuvo lugar cuando, el conductor en acto de servicio, narró el antes y el después de su matrimonio. Periodo que, cual dogma de fe, hacía extensible a toda unión conseguida tras ceremonia religiosa o “bendecida” por las autoridades. Pues bien, sucedió criticando la supuesta vida marital de un compañero que debía pasar nada más las horas justas en su domicilio y para dormir algo: “Yo llevo veinte años de casado y ya no es igual. Al principio no piensas en otra cosa que finalizar la jornada y llegar a casa para clavársela allí donde pilles a la ”…. Y yo me desentendí de lo que seguía. Me desentendí también porque llegamos a mi destino y hube de apearme… El caso es que lo verdaderamente importante para aquel caballero, lo fetén de su relación de esposo, consistió en una fiebre testicular originaria de la necesidad inmediata de satisfacer su hombría, precisamente amortizada con el paso del tiempo. Y pensé en cópula, nombre común mucho más eficaz si era sustituido por una voz más popular, como el sustantivo, prestamista de algunas de sus sílabas, al término definitivo que designara la naturaleza exacta de lo experimentado por hombres como el descrito entre los protagonistas de mi peripecia. Y, aunque no suena muy bien, no hay otra: “follamonio”, apelativo de lo más conveniente para explicar uniones como la dicha, por otra parte muy comunes entre la población, entre los seres humanos heterosexuales y con órganos reproductores externos, no digo ya sólo de la parte peninsular que nos toca, sino de la insular y continental por no decir planetaria. Igual la mayoría de los varones somos conductores de autobús en trámite de portarnos como eléctricos y muy necesitados conejos, o de haber consumido todo vigor, interés y riqueza seminal de nuestras gónadas. Conductores, aunque no ejerzamos como tales, que, luego de veinte años de vida sin importar el propio rol- tiempo considerable, y mucho, a pesar de la letra del tango- nos apoltronamos y cumplimos como el león: según naturaleza y sin excesos.

Me miro en el espejo mientras me pregunto si quiero contraer “follamonio”: por suerte aún no me he expedido billete para el trayecto. Sin embargo no es algo que me tranquilice. Como a Gregorio Sansa todo me puede ocurrir un día.

SONETO AL VINO


Soneto al vino

¿En qué reino, en qué siglo, bajo qué silenciosa
conjunción de los astros, en qué secreto día
que el mármol no ha salvado, surgió la valerosa
y singular idea de inventar la alegría?

Con otoños de oro la inventaron. El vino
fluye rojo a lo largo de las generaciones
como el río del tiempo y en el arduo camino
nos prodiga su música, su fuego y sus leones.

En la noche del júbilo o en la jornada adversa
exalta la alegría o mitiga el espanto
y el ditirambo nuevo que este día le canto

otrora lo cantaron el árabe y el persa.
Vino, enséñame el arte de ver mi propia historia
como si ésta ya fuera ceniza en la memoria.

Jorge Luis Borges

miércoles, enero 17, 2007

INSTRUCCIONES PARA SUBIR UNA ESCALERA


INSTRUCCIONES PARA SUBIR UNA ESCALERA


Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se situó un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso. Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie). Llegando en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.


Por Julio Cortázar, de "Historias de Cronopios y de Famas

martes, enero 16, 2007

NOCTURNO DOS



Pareciera que la noche tiene miedo.
O es el frío el que la obliga.
O quiere esconderse
pues se refugia en el embozo
y aguarda al acecho.

A qué si no, esa espesura,
fronda tersa e impenetrable,
bosque evanescente
dentro del cual aúllan
las lunas de todos los cuentos.

A qué si no este baile de nubes
a mis pies humilladas
propias de un relato fantasmal
del que ni soy personaje
ni me concierne.

Pues mi paso es firme y sosegado
como el de aquella jornada
caminando sin ti,
alejándome de tu regazo
más alazán que sauce.

Día en el que todas las mujeres
resultaron ser Eva,
todas se mostraron como Venus:
menudas, gráciles, anforinas,
silvestres o cultivadas.

Todas fúlgidas y hermosas
porque rezumaba yo, contagiosamente,
tu presencia
y la alegría que eres
tornaban las horas en sol.

Y esta noche de cavernas sin entrada ni salida
digo tu nombre
y un faro de luz en mi boca
hace mi paso firme y sosegado
cual me sé sin urgencias.

Y en este tránsito invernal
sin otras damas, espejos o musas,
igual es la pulsión de aquel día
que late en mí como tú lates
llamando a las estrellas ocultas por la noche.

MAMARRACHOS


No es la consola sobre cuyas teclas pulso para que se vayan imprimiendo las palabras que conforman este texto la que me avisa. He dudado antes de comenzar y, poéticamente, podría inclinarme a creer que el uso diario confiere trato y, por lo tanto, comunicación. Pero, a los efectos de lo siguiente, mejor dejarlo para la fabulación. El caso es que algo me exige cuidado, prudencia. Es un principio de prevención que debo tener presente para evitar confusiones innecesarias. Así pues, ellas, serán cuestionables por sus actos, no por el hecho de ser mujeres las responsables de los mismos. Y, ¿Quiénes son ellas?... Carmen, una mujer gaditana de 67 años que ha dado a luz gemelos y Ana María Ríos, la peluquera de Arcade. Ésta última es nativa de otra localidad gallega con negocio y residencia en la primero mencionada y fue noticia cuando, a la vuelta del viaje de su “luna de miel”, fue detenida en Cancún, México. Se le acusaba de tenencia de munición y detonadores de explosivos. Luego, a la par que diarios y televisiones se hacían eco de su caso, los peritos determinaron que todo se trataba de un error, en tanto en cuanto sus huellas no estaban en las piezas que alguien debió deslizar, por razones que se desconocen, en su equipaje. Ahora sin embargo, después de haber cosechado la solidaridad de vecinos y foráneos, aparece como su madre la trajo al mundo aunque algo más desarrollada, en la portada y páginas interiores de la revista Interviú. Alega la protagonista de esa colección de instantáneas “pre o postcocinadas*” para justificar tal demostración de eroticidad que los gastos de su defensa en el país azteca sumaron un montante cuantioso, cantidad que no tenía previsto gastar y quebraba su economía. Y, bueno, lo importante no es salir desnudo, desnuda, en una revista, por ejemplo, ya que en los “tostaderos” de verano los cueros más o menos estéticos se ofrecen encarnados y descarnados con toda generosidad sin que pase nada. La cuestión es dilucidar si la elección que se toma a fin de solventar un revés económico, la que escogió esta ciudadana, es la correcta, la admisible moral y éticamente, o no. Más aún cuando ya se anuncia, si es que no se produce efectivamente, la participación de la misma “estrella” en varios programas de televisión del ramo de la chusma y está pendiente la publicación de un libro donde la dicha cuenta sus peripecias. Hoy en día buscar el reconocimiento y la recompensa por el camino del medio, por el atajo, es asunto que está, parece ser, considerada como obra de tipos espabilados y, por tal cosa, dignos de aplauso. Poner en juego la inteligencia, el esfuerzo, la audacia, quizás el ingenio, no. Eso lleva tiempo y, en muchas ocasiones, es escasamente productivo. A algunos les convence más lidiar en plazas de segunda siempre y cuando el toro lleve afeitadas las astas. Y es también lo que puede ocurrir en el futuro con la “abuela- madre” andaluza: ¿quién dice que esta señora para cuyos hijos será una anciana de setenta y siente años cuando ellos tengan diez, que puede dejarlos huérfanos a los veinte, no “estimulará” a revistas y espacios televisivos para patrocinar la vida de sus retoños y lo que a ella le queda de existencia? Porque claro, la carga que habrá de soportar esta “jubilada” en cuanto a gasto de pañales, potitos, ropas, etc, igual es imposible con su minuta de pensionista. A lo peor ya se gastó sus ahorros en los viajes a una clínica en Estados Unidos para lograr el embarazo ya resuelto… En fin, otros dos ejemplos de deshumanización, si es que le tenemos aprecio todavía por el buen significado de la palabra, que se justificarán, no se olvide, por el consumo que de sus “mercancías” hagamos quienes observamos todo esto unos con interés y morbo y otros con verdadera perplejidad. En LA PARADA DE LOS MONSTRUOS de Tod Browning podrían haberse incluido algunos de estos mamarrachos modernos.


*Por el uso que suele hacerse de dispositivos informáticos a fin de retocar las imperfecciones de lo fotografiado.